Jesús María Alvarado y el Ratón Pérez

Sin lugar a dudas, tener un abuelo músico es un privilegio que pocos pueden disfrutar. Y aunque reconozco que mi predilección por los cantos infantiles terminó junto a mi niñez, reconozco también el gran músico que él fue. Papi Chus como le decíamos, solo recibió algunas lecciones de música y luego se formó él solo, un autodidacta para decirlo correctamente.

En mis manos tengo la partitura original de su obra “Resurrección de Ratoncito Pérez”, una ópera infantil en un acto y por dentro me siento emocionado de imaginar como habrá sido el momento en que la idea surgió en su mente y como llego la inspiración para escribirla.

De su puño y letra puedo leer que la principió a escribir un 9 de septiembre de 1952 y la terminó el 14 del mismo mes. Y algo increíble, tiene apuntada la hora en que la finalizó, entre las 2 y 3 de la tarde y además, está dedicada a los niños de la Escuela para Varones 20 de Octubre.

La historia sobre como se originó esta ópera es que Oscar De León Palacios escribió unos versos para darle un final feliz al cuento El Ratoncito Pérez (no conozco al autor).

El cuento trata sobre como habían varios animalitos que pretendian a Cucarachita Martina, pero ella elige a Ratoncito Pérez porque le gustó su voz (la de los otros animales la asustaban). Se casan y se van de luna de miel a Quesolandia. Un día, luego de regresar de su luna de miel, Cucarachita Martina se va de compras al mercado y le encarga a Ratoncito Pérez que cuide la olla de frijoles para que no se quemen.

Desafortunadamente por un descuido, Ratoncito Pérez cae dentro de la olla y muere. Al regresar Cucarachita a su casa, nadie abre y alarmada pide ayuda a sus vecinos quienes logran entrar. Junto a Cucarachita Martina, descubren la tragedia; impactada ella cae desmayada. El cuento termina en el velorio de Ratoncito Pérez y Cucarachita Martina exclamando: “Ay, que sola me encuentro; ay, que gran dolor siento, se murió mi dueño, se murió mi amor, mi Ratón Pérez, mi lindo Ratón”.

De alguna manera, mi abuelo leyó los versos de Oscar De León Palacios y seguramente le inspiro para escribir la música de la ópera. Muchas personas le advirtieron que era imposible que niños de párvulos cantaran una ópera y que iba a fracasar (el negativismo característico del guatemalteco), pero él estaba muy seguro que lo podrían hacer. Y tenía razón. Hasta donde sé, es la primera ópera infantil escrita en latino américa.

Esta es la primera ópera para niños que mi abuelo escribió. Y también recuerdo que en una presentación en el Conservatorio Nacional de Guatemala, el niño que interpretaba a Ratoncito Pérez se quedó dormido y tuvieron que despertarlo. Papi Chus era un hombre que creía mucho en los niños y en su valor. Sin lugar a dudas me siento muy orgulloso de ser su nieto y le admiro el coraje que tuvo de dedicar su vida a los niños escribiendo música para ellos.

Si actualmente dedicarse al arte es complicado, antes seguro era más difícil. Hoy, en medio de tanta mediocridad en Guatemala, este orgullo se hace más grande.

Les dejo el audio de «Resurrección de Ratoncito Pérez» con el coro de la Escuela de Niños Ciegos de la Escuela Santa Lucia e interpretado al piano por mi abuelo.