Guatemala está de luto. A la edad de 91 años cumplidos el 23 de diciembre recién pasado, hoy domingo falleció mi tío, el maestro Manuel Alvarado Coronado, creador en 1970 de la Sinfónica Juvenil de Guatemala, primera en su género en muchos países de América Latina, conjunto que sin ningún apoyo estatal ni privado mantuvo por espacio de 30 años.
A los tres meses dio su primer concierto, con presentaciones en todas las cabeceras departamentales de nuestro país, las hermanas naciones de Centro América, Estados del sur de México y en Estados Unidos de Norte América, actuando en California; Washington y Nueva York.
En 1960 fundó el Círculo Pro Música Viva que dio oportunidad como solistas a jóvenes valores a quienes se había negado presentarse en público y en dos noches consecutivas presentó los seis Conciertos de Brandemburgo de J. S. Bach, con 22 solistas guatemaltecos.
Egresado del Conservatorio Nacional de Música y Declamación como Violonchelista, primer Director de orquesta y profesor de Armonía, Contrapunto y Composición, estudió en el Royal Manchester College of Music de Inglaterra en donde obtuvo la licenciatura en Pedagogía y Ciencias de la Educación y profesorado en Filosofía y Educación Especializada en Adultos por la Universidad de Reading, con postrado en administración educativa.
Manuel Alvarado Coronado, hijo del prestigioso maestro Jesús María Alvarado Velásquez y María Coronado de Alvarado, heredó la vena musical por ambos lados. Como catedrático universitario, creó los programas de profesorado y licenciatura en música de la Universidad de San Carlos de Guatemala en donde obtuvo licenciatura en Pedagogía y Ciencias de la Educación.
Fue distinguido con la Orden del Quetzal, la Orden Nacional Francisco Marroquín, medalla presidencial Marta Bolaños de Prado y fue declarado Amigo Predilecto de la Asociación de Periodistas de Guatemala. En la década de 1940 ganó el primer premio del Himno Catequístico y entre sus obras figuran una Misa al Señor de Esquipulas, el Infamatus del Stab Mater para tenor, coro y orquesta y un Te Deum.
Manuel (el Quijote de la música, como lo llamó el periodista Rigoberto Bran Azmitia) en 1945 fue uno de los cinco creadores de la Orquesta Filarmónica de Guatemala (posteriormente Sinfónica Nacional); fundó la Escuela Normal para Maestros de Educación Musical que hoy lleva el nombre del maestro Jesús María Alvarado Velásquez. En su último disco compacto “NAVIDAD CHAPINA”, Manuel Alvarado Coronado apuntó:
“Vivimos en este país de la eterna Primavera que, parodiando su calificativo se convierte en el país del Eterno Olvido. Todo esto provoca la nostalgia que por nuestras mejillas hace correr furtivas lágrimas que, con el salitre de las gotas que derraman nos cierne y dice: ESTÁS DESPIERTO, LEVÁNTATE.”
Al finalizar su último libro (Apéndice a Los años de mi vida) expresa: “Ahora, en el ocaso de mi vida, estoy consciente que cada día que fenece es un día menos en mi vida. Pido que cuando mi muerte llegue, en los funerales solamente se escuchen cantos gregorianos y, tal vez, alguno de los discos compactos de las obras que dirigí”.
Sus restos serán velados mañana lunes 3 de enero en las capillas de funerales Señoriales de la zona 9 y el sepelio se efectuará el martes 4. Sus hijos Paulo y Félix y sus hermanos Alfonso Alvarado Coronado y Jesús Alvarado Mendizábal, invitan a la velación y al sepelio.
Honor a quién honor merece. Descanse en Paz. .