Este artículo me pareció muy interesante. De un niño varón se espera que se porte como «macho», llorar no es de machos (seas niño, joven o adulto) y menos con una película triste…
Esa presión pocos la aguantan, de allí que al crecer desechen emociones tan básicas como la compasión y la empatía.
Cada vez que escucho el término «macho» me viene a la memoria películas mexicanas de los años 40, el charro con la pistola al cinto que ante cualquier provocación en el bar, desenfunda la pistola y mata a quien lo ofendió.