La leyenda cuenta la historia de la hija de un rico comerciante que se enamoró del hijo del panadero del pueblo.
Para separarlos, el rico comerciante envió a su hija a la casa de unos parientes, los dos jóvenes enamorados habían jurado escribirse diariamente y el padre de la joven dio órdenes que cualquier carta dirigida a su hija fuese destruida.
Una semana después de la partida de la chica, el padre empezó a lanzar rumores que su hija se había enamorado del hijo de unos amigos de la familia. A pesar de escribirse diariamente, ninguno de los dos enamorados recibía carta alguna.