Imaginar a un perro boxer cachorro haciendo amistad con un chihuahua de tres meses fue algo que nos asustaba al principio. No pasó mucho tiempo para que hicieran amistad pero los sobresaltos que llevamos mi esposa y yo al ver jugar a los dos amigos tan dispares, quedaron grabados en mi memoria.
En su físico quedaron señas de esos juegos bruscos y violentos, su oreja derecha siempre caía y solo la levantaba por breves momentos.
El Togo, un boxer de gran tamaño y un corazón enorme, agarraba al chihuahua por la cabeza y salía corriendo mientras el pobre Nachito agitaba sus patas en el aire. Muchas veces esos juegos enojaban al Nachito y se paraba a enfrentar al Togo y marcar un alto.