Con el uso cada vez más extensivo de las computadoras y los teléfonos inteligentes, escribir a mano es una costumbre que va quedando atrás.
Yo aún recuerdo cuando escribía a mano en los cuadernos del colegio, luego la universidad, las notas para agradecer algún favor, listas de compras o listas de discos que algún día iba a comprar, cartas de amor que algunas veces eran correspondidas y otras tantas veces no. En fin, el uso de lápices y/o bolígrafos era muy común y las hojas de papel, eran indispensables para casi cualquier ocasión.
Cuando por fin aprendí a usar una máquina de escribir, la usaba para cosas importantes, luego vino la máquina de escribir eléctrica que ayudaba a no tener que hacer tanta presión sobre las teclas y que además tenía la gran ventaja de cambiar los tipos de letra. Siendo un zurdo viviendo en una sociedad plagada de derechos, mi letra nunca fue de lo mejor, así que tener opciones como estas resultaba fabuloso.