Es común escuchar a la gente refiriéndose a otro como “animal” cuando se quiere insultar o hacer referencia a un trato indigno, como si ser animal fuera algo inferior.
Así es como se manifiesta una sensación de separación y superioridad del ser humano con respecto a todos los animales, que lleva a actuar como si todos los seres y la Tierra completa estuvieran disponibles a nuestra libre disposición.
Esto es antropocentrismo: el hombre es el centro de todo. Sin embargo olvidamos que también somos animales, renegamos sin humildad todas las cosas más obvias y cotidianas que nos recuerdan este hecho.