Sin lugar a dudas, tener un abuelo músico es un privilegio que pocos pueden disfrutar. Y aunque reconozco que mi predilección por los cantos infantiles terminó junto a mi niñez, reconozco también el gran músico que él fue. Papi Chus como le decíamos, solo recibió algunas lecciones de música y luego se formó él solo, un autodidacta para decirlo correctamente.
En mis manos tengo la partitura original de su obra “Resurrección de Ratoncito Pérez”, una ópera infantil en un acto y por dentro me siento emocionado de imaginar como habrá sido el momento en que la idea surgió en su mente y como llego la inspiración para escribirla.
De su puño y letra puedo leer que la principió a escribir un 9 de septiembre de 1952 y la terminó el 14 del mismo mes. Y algo increíble, tiene apuntada la hora en que la finalizó, entre las 2 y 3 de la tarde y además, está dedicada a los niños de la Escuela para Varones 20 de Octubre.