Lo he visto en los bancos, en obras de teatro y el cine; el famoso rótulo que pide a los usuarios de celulares que lo apaguen cuando entren. Pero nunca falta el idiota que no obedece las indicaciones, ya sea porque se le olvida o porque él o ella es muy importante y su trabajo, su familia y su vida dependen del celular (y no al revés).
A veces es mejor ignorar al ignorante con su molesto celular, hasta que se topa con alguien que no está dispuesto a permitir que arruinen una presentación o un espectáculo porque en realidad es una falta de respeto para todos los que llegan y han pagado por disfrutar, como en este caso, una sinfonía. Y si le reclaman su falta de educación por tener su celular sonando en medio de un espectáculo, seguro se sorprenderá que tiene un celular sin botón para detener la vergüenza.
Alan Gilbert es un famoso director de orquesta que puso fin a la ejecución del cuarto movimiento de la Sinfonía Nº 9 de Mahler que ejecutaba la Filarmónica de Nueva York, porque un teléfono celular sonaba insistentemente el tono marimba de iPhone, interrumpiendo el encanto y espiritualidad de ese movimiento.