Bajo los supuestos de «investigación científica» se cubren muchos abusos y crueldad contra los animales. Para las grandes empresas farmacéuticas, tanto los animales en los cuales experimentan sus productos como nosotros los consumidores, no somos más que sinónimo de más dinero.
En ecosofia.org, publicaron un artículo muy interesante que tal vez abra los ojos de aquellos que ingenuamente creen que esos experimentos en realidad benefician a quienes padecen alguna enfermedad.
Tener en las manos una criatura inocente para aplicarle un sin fin de productos nocivos, herirla con agujas, encerrarla y nunca preocuparse de los dolores que le estamos ocasionando, no es investigación. Es tortura, es abuso y es crueldad.